La Organización Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI) es un foro creado por Naciones Unidas en el que se integran 193 estados para el desarrollo de un sistema internacional de Propiedad Industrial equilibrado y eficaz, que permita la innovación y la creatividad en beneficio de todos1. Ante tal magnitud institucional, toma mucha más relevancia que Colombia pueda decir que aporta, no solo su experiencia de gestión operativa y jurisprudencial, sino además un capital humano, que actualmente ejerce funciones en las oficinas de la OMPI, en Ginebra (Suiza).
Se trata de Primitivo Bolaños, primer pasante latinoamericano en trabajar en la OMPI, gracias a la gestión de la Superintendencia de Industria y Comercio. Sus funciones están relacionadas con el examen de registrabilidad de marcas y la traducción de productos y servicios del inglés y francés al español. En esta oportunidad, Primitivo cuenta su experiencia trabajando en este organismo internacional y sus principales retos al enfrentarse a otro país.Gracias a la Entidad; especialmente a la Superintendente Delegada María José Lamus y al Director de Signos Distintivos.
Mis tareas están íntimamente relacionadas con todo el trámite de registro que se surte cuado alguien quiere registrar una marca en otros países. Por ejemplo, debo hacer un examen formal de la solicitud; muy parecido al que hacemos en la Dirección de Signos Distintivos.
Uno de ellos tiene que ver con los idiomas. La organización paga cursos de idiomas a sus empleados y solamente exige aprobar el curso; de lo contrario, uno debe asumir el costo. En mi caso, yo escogí el francés.El inicio fue difícil por varias razones. En primer lugar, esta es la primera vez que yo vivo fuera de Colombia, de modo que a mi mente le costó adaptarse a una nueva realidad.
Yo creo que cambiar la mente, de cara a asumir más liderazgo y participación. Yo soy una persona un poco callada y tímida en mi vida laboral y privada, pero creo que la OMPI me ha ayudado a dejar eso a un lado cuando de trabajo se trata.